Mi nombre es Indira y soy una isleña nacida y criada en la costa oeste de Puerto Rico. Crecí dentro de un núcleo familiar tan disfuncional como amoroso. Tengo un hermano al cual adoro y a pesar de los 13 años que nos separan (que conste él es el mayor) hemos podido cultivar una relación de confianza, amistad y respeto. Mis padres son dos seres especiales y sumamente creativos que dentro de sus diferencias han sido ejemplo de servicio, compasión y humanidad. Me gradué de ingeniería mecánica y trabajo manejando proyectos, aunque en mi corazón siempre seré una aspirante a poeta.
En la vida he sabido lo que es errar, amar, caerse, levantarse, he sido traicionada y he traicionado, he ganado y perdido; pero con cada una de estas experiencias he ido recopilando historias. Historias que me han servido para crecer, ver la vida de una manera distinta, romper con apegos y reinventarme.
Hoy día resido en Oakland, California junto a un ser maravilloso que procura recordarme el valor de siempre continuar creciendo. Es aquí donde continúo buscando aprender tanto de las piedras en el camino como de los amigos y familiares que llenan mis días de luz. En algún lugar entre lo místico y lo real hoy me he llenado de valor para compartir mi historia en este humilde espacio y en la manera que sea posible servir de compañía a otros en esta aventura que llamamos vida.
No hay nada constante en el ciclo de vida del salmón. El salmón pasa sus primeras etapas en el rio donde nace. Luego se aventura al inmenso mar donde continúa su proceso de crecimiento. Y es después de haber nadado por los grandes mares que el salmón comienza su carrera en contra de la corriente. En este recorrido se encuentra con depredadores y obstáculos que amenazan con impedir alcanzar su meta. Es solo su perseverancia, astucia y determinación lo que permite que el salmón regrese al lugar donde nació. Es aquí donde comienza el ciclo una vez más. El salmón desova y muere. Con su muerte da paso a nueva vida, su cuerpo sirve de nutrición a la nueva generación y así continua la carrera.
Yo comparo el ciclo de vida del salmón con el crecimiento personal del ser humano. Comenzamos nuestra vida dejando que la corriente nos lleve, entendiendo las normas. Un día decidimos aventurarnos a nuevos mares, a probar algo distinto, a cuestionar lo aprendido, a retarnos. Así comenzamos el despertar de esa voz interna y el llamado a nadar en contra de la corriente. No hay nada fácil acerca de esta decisión. Es un proceso de lucha, es agotador y nos encontramos con que los depredadores son esos que no entienden tu proceso de crecimiento, en ocasiones es la duda que nos invade, o los estándares sociales.
Al final tal como el salmón solo la determinación, el arduo trabajo y la perseverancia son los con que nos llevan a la madurez. El proceso de nacimiento y muerte del salmón se asimila a como cada vez que alcanzamos una meta o superamos un obstáculo, una parte de nosotros muere para dar vida a otra. Es con lo aprendido que nutrimos nuevas aspiraciones. Es darse cuenta de que la respuesta siempre estuvo con nosotros desde el momento en que nacimos, pero hace falta el recorrido para entenderlo.
Busco con este espacio, compartir mi ruta. De una manera u otra, busco conectar con otros salmones que han decidido desafiar la corriente. Dejarles sabes que, aunque la carrera es individual la ruta está llena de salmones. Que sepan, este espacio es mío y suyo.
Puedes seguir La Ruta del Salmón o escribirme a través de las redes sociales.
@larutadelsalmon
@larutadelsalmo1